La vigesimoquinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP25, terminó en Madrid el domingo 15 de diciembre, con avances significativos de parte del sector privado y los gobiernos regionales y locales, pero sin un consenso en cuanto a los compromisos nacionales de reducción de las emisiones de carbono.
El Secretario General de la ONU se dijo decepcionado con los resultados: “La comunidad internacional perdió una oportunidad importante de mostrar una mayor ambición en la mitigación, adaptación y financiamiento para afrontar la crisis climática”, señaló en su cuenta de Twitter y en un comunicado de su portavoz.
Asuntos contenciosos
Entre los acuerdos logrados en la COP25 se cuentan los relacionados con la construcción de capacidades, los programas de género y la tecnología, pero no se concretaron mayores avances debido a los desacuerdos en asuntos más contenciosos como las cuotas nacionales de reducción de emisiones, el financiamiento para la adaptación al cambio climático y la asistencia a los países en desarrollo que sufren más por el cambio climático pese a que sus emisiones de carbono son muy bajas.
En vista de que fueron pocos los países que presentaron planes con compromisos concretos de recorte de emisiones en línea con los objetivos del Acuerdo de París, la COP 25 concluyó con un llamado a las naciones a presentar metas más ambiciosas de reducción de esas emisiones en la COP 26, a celebrarse en noviembre del año próximo en Glasgow, Escocia.
Artículo 6 del Acuerdo de París
Gran parte de las negociaciones de este año giraron en torno a los aspectos técnicos de la regulación de los mercados mundiales de carbono y cómo equilibrar entre los países la reducción de las emisiones, con la Unión Europea y muchos países en desarrollo ejerciendo presión para llegar a un acuerdo que finalmente no llegó.
El Artículo 6 del Acuerdo de París se refiere a los mercados de dióxido de carbono y al desarrollo de mecanismos de intercambio de derechos de emisiones entre países y empresas para así compensar la expulsión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Este punto se ha convertido en uno de los más álgidos y ya se había estancado desde la COP24, celebrada el año pasado en Katowice, Polonia, por lo que se había pospuesto su resolución para la COP de 2019. Ahora tendrá que esperar un año más.
El llamado Científico
Se necesita reducir urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar la magnitud de los cambios en los océanos y en los mantos de hielo, incluidos los glaciares, y para preservar los ecosistemas y los medios de subsistencia de aquellos que dependen de esas regiones, asegura un nuevo informe publicado por el Panel Intergubernamental de Expertos contra el Cambio Climático.
En las últimas décadas, el calentamiento global ha reducido la criosfera del planeta, con pérdidas en las capas de hielo y los glaciares, y reducciones en la cobertura de nieve de las montañas. También se ha reducido el hielo marino del Ártico y la temperatura del permafrost. Esto genera impactos negativos en la alimentación, los recursos acuíferos, la calidad del agua, y afecta a las comunidades más vulnerables, como las indígenas.
Asimismo, el océano se ha calentado progresivamente desde 1970 y ha absorbido más del 90% del exceso de calor del sistema climático. Desde 1993, la tasa de calentamiento de los mares se ha duplicado, y desde 1982, las “olas de calor” dentro del mar se han duplicado en frecuencia e intensidad. Además, al absorber más dióxido de carbono, el océano se vuelve más ácido y pierde oxígeno vital para los ecosistemas que lo habitan. Muchas especies marinas han tenido que migrar a lugares donde antes no se encontraban para sobrevivir.
Por otro lado, el nivel global del mar continúa aumentado con una aceleración en las décadas recientes por la pérdida de las capas de hielo en Groenlandia y el Antártico, así como la pérdida continua de masa glaciar. El incremento de los vientos de los ciclones tropicales y de la lluvia, y la intensificación de las olas de calor extremas, combinado con el aumento del nivel del mar, exacerba los riesgos de eventos extremos y peligros en las costas.
Los expertos describen una situación poco alentadora, y que exige un cambio radical del modo de vida de los habitantes de ciudades costeras y de las regiones árticas.
- Avalanchas y escasez de agua en las comunidades de montaña. La cordillera Huayhuash en agosto de 2019. Los expertos del IPCC prevén que glaciares en la región tropical de los Andes, Europa, África Oriental e Indonesia podría llegar a perder más del 80% de su tamaño actual para el 2100, lo que afectará el turismo y el patrimonio cultural de algunos países.
- Un metro de aumento en el nivel del mar. Las islas de Tuvalú, en el océano pacífico, están especialmente expuestas al aumento del nivel del mar causado por el cambio climático. El aumento del nivel del mar podría alcanzar hasta 60 centímetros para el 2100 incluso si los gases de efecto invernadero se reducen radicalmente y el calentamiento global se limita a menos de 2 grados centígrados sobre niveles preindustriales. Si las emisiones continúan como van actualmente, los científicos prevén que un crecimiento del nivel de mar de más de un metro.
- Más tragedias en las costas, más huracanes y ciclones. Inundaciones causadas por el huracán Tomas en Haití. Por cada grado de calentamiento global adicional, los fenómenos que antes ocurrían una vez cada 100 años se convertirán en eventos anuales para mediados de siglo en muchas regiones. Esto agrava los riesgos a los que están expuestos muchos estados insultares y ciudades costeras de baja altitud.
- Peligros para los ecosistemas marinos. Una tortuga marina nada en un arrecife de coral en las Islas Maldivas. Para 2100, los océanos absorberán entre dos y cuatro veces más calor que ahora si el calentamiento global se limita a 2 grados, de lo contrario, absorberán de entre cinco a siete veces más. El calor marino reduce la mezcla entre capas de agua y como consecuencia el suministro de oxígeno y nutrientes para la vida marina.
- Amenaza a medios de subsistencia humana. Pescadores en Magadascar. Desde 1950 muchas especies marinas han tenido grandes cambios en su ubicación geográfica y sus actividades en las diferentes estaciones del año, en respuesta al calentamiento global, la falta de hielo marino y la pérdida de oxígeno. Esto ha resultado en cambios en la composición de especies, abundancia y producción de biomasa de los ecosistemas, desde el Ecuador hasta los polos. Las interacciones alteradas entre especies han causado impactos en cadena sobre la estructura y el funcionamiento del ecosistema.
- Un Ártico sin hielo. Una niña camina por las capas de hielo del Ártico en Barrow, Alaska. La pérdida de hielo en el Ártico es uno de los efectos del calentamiento global. Algunas poblaciones del Ártico, en especial los pueblos indígenas, ya han ajustado sus patrones de desplazamiento y caza en función de la estación y de la seguridad de las condiciones de la tierra, el hielo y la nieve, mientras que algunas comunidades costeras han previsto su relocalización. El éxito de su adaptación dependerá de los recursos financieros, las capacidades y el apoyo institucional, se precisa en el informe.
«Amenaza existencial»
El Parlamento Europeo ha declarado ya una «emergencia climática» en la Unión Europea, con lo que se convirtió en el primer continente en hacerlo, a pocos días de que comience en Madrid la nueva cumbre anual de cambio climático, COP25.
«Hay suficientes evidencias científicas como para declarar un estado de emergencia planetaria«, afirman los científicos.
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