La Chira, ubicada al sur de Lima, es una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR). Anteriormente tres redes de alcantarillados (Surco, Circunvalación y San Genaro) despachaban directamente las aguas contaminadas al mar. Esto produjo durante años un importante deterioro de la flora y fauna del litoral costero de LIma que ahora se busca revertir. También se intentan prevenir las afecciones a la salud provocadas por la contaminación como los problemas digestivos y de piel provocados por el agua sin tratamiento. Asimismo la recuperación de esta parte del mar permitirá fomentar el desarrollo económico y turístico de la zona.
La EDAR ubicada en el distrito de Chorrillos, al sur de Lima, fue desarrollada por ACCIONA Agua, una empresa española. Esta planta de tratamiento, con una inversión total de más de 360 millones de soles peruanos, unos 97 millones de euros, permitirá contribuir a solucionar los problemas sanitarios y ambientales de Lima, los cuales se originan por los vertidos de los tres colectores mencionados. La planta aportará al Servicio de Agua Potable y Alcantarillado, (Sedapal) el tratamiento de aproximadamente 25% de las aguas residuales de la capital peruana, con lo que atenderá a 18 distritos de la ciudad y a cerca de tres millones de personas. La planta tendrá una capacidad de tratamiento promedio de 6,3 m³ por segundo y un nivel máximo de 11,3 m³por segundo.
La Planta dispone de un avanzado sistema de para neutralizar los malos olores a través de tratamiento biológico (bacterias), evitando así la contaminación ambiental que genera el tradicional empleo de químicos en este tipo de procesos.
Un tubo de más de tres kilómetros y medio
El agua, una vez tratada dentro de la estación depuradora, está preparada para volver al mar limpia, desinfectada, lista para reencontrarse con el entorno natural. Para ello, se ha construido un emisario submarino de 3.650 metros de longitud que fue instalado bajo las aguas del Pacífico en varias fases de impresionantes maniobras y gracias a la pericia de unos operarios que tuvieron que hacer frente a olas que en ocasiones superaban los siete metros de altura.
Contra estas y otras adversidades, los múltiples tramos fueron situados en su lugar con la ayuda de cuatro retroexcavadoras, un barco remolcador, un cargador frontal, diez embarcaciones y más de cien buzos. No es para menos: esta estructura pesa 6.100 toneladas –lo mismo que 37 aviones Boeing 747- y tiene un diámetro de 2,61 metros. Ahora, el emisario descansa sobre el lecho marino a una profundidad máxima de 58 metros.
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14 junio, 2016 en 10:51 AM
Considero que antes de elogiar esta obra debemos hacer un análisis de lo que implica, arrojar al mar en vez de reciclar, importantes metros cúbicos de agua una vez tratada, Considerar que Lima, se encuentra ubicada prácticamente en un desierto y tiene dificultades para proveerse de agua potable.
Entre la planta de tratamiento de aguas residuales de La Taboada y La Chira, se vierten al mar 20 metros cúbicos por segundo; si esta agua se destinara a ser reciclada se podría irrigar, por gravedad 20 mil hectáreas; si fuere con riego tecnificado, 30 a 35 mil hectáreas.
Sugiero se promueva un encuentro entre especialistas para ponderar en forma debida esta situación.
Por si alguna persona se interesa, he escrito un artículo, aún inedito, sobre el particular; para ello escribir a la siguiente dirección de correo electrónico: jaime.llosal@gamial.com
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15 junio, 2016 en 12:00 AM
Gracias Jaime por tu comentario. Estamos de acuerdo en lo que dices, el agua que sale hacia el emisor tranquilamente puede tener otro uso, más aún en Lima, que es una ciudad con tantas necesidades de agua. Lo que buscamos es destacar las buenas acciones que se hacen en torno a un mejor uso del agua, mencionamos que el principal problema es la calidad del agua, por desgracias producto del uso de la población y toda acción por superar ese problema es bienvenido.
Saludos cordiales.
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21 junio, 2016 en 12:27 PM
Estimados Ronald y Jaime,
Efectivamente, estas aguas tratadas podrían servir tranquilamente para volver a tener una «ciudad jardín» u otros usos que tengan una utilidad para mejorar la calidad de hábitat y/o fomentar actividades productivas en el litoral metropolitano. Para fomentar inversiones en esta dirección necesitamos un marco legal mucho más claro -y con carácter promotor- en torno al tema de reuso de aguas servidas tratadas (particularmente en cuanto a derechos y regulaciones de traspaso de estas aguas entre empresas de agua potable & saneamiento (SEDAPAL, EPS) y entidades/empresas dispuestas a desarrollar proyectos de reuso. No he estudiado este tema en detalle, así que les agradezco en caso de poder aportar mayores detalles normativos al respecto. En todo caso, sería conveniente organizar un evento específico sobre esta problemática.
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22 junio, 2016 en 9:22 AM
Estimado Jan, este problema debe ser abordado de manera prioritaria por la nueva gestión que empieza en las instituciones del estado. Compartimos hace poco un mensaje el mensaje: 4 maneras de evitar una sequía catastrófica (https://gsagua.com/cuatro-maneras-de-evitar-una-sequia-catastrofica/), una de ellas el reuso de aguas municipales, que nos haga menos dependientes de aguas «importadas» tal como es el caso para Lima. De acuerdo contigo y con Jaime de realizar un evento con este tema de tanta importancia.
Saludos.
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