La ONG Greenpeace vino al Perú a vulnerar un patrimonio cultural, no solo del país sino de la humanidad, disque en aras de la defensa del planeta.
Ahora algunas personas tratan de desviar la atención de este hecho, minimizándolo ante la nula intervención de parte del estado por las otras formas de intervención que hacen la minería ilegal, los traficantes de terrenos, los invasores, incluso el Dakar. Es cierto que hay aspectos de decidía y de falta de acción ante estos hechos, producto del desconocimiento y valoración de este gran legado de nuestros antepasados, también es una muestra de esa falta de identidad y de cultura que debemos ir construyendo.
Pero no debemos dejar que estos comentarios, que por cierto pueden obedecen a intereses, desvíe la atención hacia esta falta grave de Greenpeace. El estado peruano debe actuar de una manera enérgica aplicando el peso de la ley ante este hecho repudiable, y no mostrarnos como una nación bananera donde cualquiera puede venir y literalmente hacer lo que la imagen nos indica.