
Escena cotidiana en la que se aprecia en el horizonte a un niño cargando garrafas de agua en Jowhar, Somalia (2013). ONU/Tobin Jones .
Autor: Ronald Ancajima Ojeda
El 22 de marzo celebramos EL DÍA MUNDIAL DEL AGUA, que se centra en la importancia del agua dulce. Esta celebración se remonta desde el año 1993, primer año de celebración.
Este año el tema es en torno al agua y el cambio climático.
En nuestro país este mensaje cobra una importancia que creemos vital. Cada vez es más difícil pronosticar los momentos de lluvia o de sequías. Antes podíamos decir que un niño podría comportarse con una inusual fuerza, como lo fue él Fenómeno El Niño del 97-98. Para este Niño pudimos pronosticar su intensidad y prevenir campañas nacionales de descolmatación de cauces, limpieza de drenes y canales con maquinaría pesada, que el gobierno compró de manera exclusiva para ese fin. El resultado fue lluvias intensas que tuvieron donde discurrir, y que a pesar de ser más fuerte que él del 83-84 causó menos destrozo y la recuperación del país fue mucho más rápida y con un menor costo.
Pero nos hacemos la pregunta ¿Tenemos esperanzas ante un clima tan cambiante?
Nosotros creemos que si. Esto depende fundamentalmente de nuestros gobernantes, desde el poder ejecutivo hasta los alcaldes del distrito más alejado del país.
En GSAGUA proponemos re-valorar la sabiduría ancestral, mostrar como nuestros antepasados lograron adaptarse a un territorio tan hostil como los andes. Lo hicieron construyendo un vasto sistema de andenes logrando poner en producción terrenos sin capacidad agrícola alguna, su objetivo era detener el agua en las alturas a través de represamiento de lagunas altoandinas, zanjas de infiltración, q’ochas entre otras prácticas.
Esto lo podemos decir como parte de un discurso, que para algunos resulta hasta iluso, pero cuando lo vemos como parte de una acción política, social y participativa y con resultados espectaculares algo debe cambiar en el imaginario de las personas.
Nos referimos a cómo está haciendo China con los procesos de restauración en territorios altamente degradados, en las ultimas dos décadas. Presentamos un vídeo de corta duración, que resume el proceso de restauración de la meseta Loess con el beneficio local, regional y mundial que representa.
15 años de cambios en la Meseta Loess en China, nos hace comprender que tragedias humanas: inundaciones, aludes, sequías, hambrunas, son evitables. Este lugar con miles de años de explotación agrícola han dejado a las montañas y valles sin vegetación y protección. Los suelos se empobrecen junto con su gente.
¿Se puede revertir este proceso destructivo?
¡Por supuesto que si!
Para disminuir la erosión era necesario dejar de cultivar ciertas zonas claves para permitir que árboles y arbustos vuelvan a crecer. Para ello se requiere el consentimiento de los propios agricultores. Esto es difícil para convencer. No se piensa nunca a largo plazo. Al final se logra con el argumento que sería ellos los beneficiarios directos.
La receta fue: Poner SOMBREROS en las cimas de las montañas, un CINTURÓN alrededor de estas y ZAPATOS en la base.
Sombreros implicaba plantar árboles
Cinturón significaba construir terrazas para agricultura y árboles
Zapatos eran las presas a construir para que revivan las montañas.
El objetivo fue que montañas y barrancos se conviertan en zonas ecológicas y protegidas. Esto acompañando de medidas de protección hacia el agricultor, como por ejemplo compensación económica por no cultivar en zonas protegidas y mantener el ganado en corrales.
Y simplemente ocurrió el milagro
El esfuerzo para convertir laderas en terrazas significó un aumento en la productividad agrícola. el agua ya no erosiona el suelo por que la vegetación existente la frena y se infiltra en el suelo alimentando los acuíferos.
La recuperación se hizo en un área de 3 millones y medio de hectáreas, por eso llamamos ESPERANZA EN UN CLIMA CAMBIANTE.
¿La pregunta es como hacemos esto en nuestro país?
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