
Autor: Ronald Ancajima (21/jun/2025)
El 21 de junio, solsticio de invierno, el mundo andino celebra un nuevo ciclo, un nuevo inicio de la vida, con muestras de agradecimiento por lo bueno que ha pasado (cosechas), con esperanza de lo bueno que vendrá (semillas) y hacemos ofrendas a la Pachamama, iluminados con el Tayta Inti. Recibir sus primeros rayos de calor debe significar un motivo más de agradecimiento.
¿Pagapu o Ceremonia de agradecimiento?
El termino pagapu (pagapo o pagapa) es un termino quechua (paga o p’akay significa «pago», y el sufijo -pu es una forma intensiva o reverencial.), tiene un profundo significado de agradecimiento por lo que la Pachamama (la tierra) nos ha dado, pero que en los últimos años ha sido banalizado como un acto folclórico, supersticioso o exótico, con fines meramente turísticos, desnaturalizando el profundo significado de la palabra quechua.
Las crónicas españolas, como las de Cristóbal de Molina, Cieza de León y Guamán Poma de Ayala, relatan cómo estas ceremonias eran parte del sistema de reciprocidad andino (el ayni y la minka extendidos al cosmos). No era un simple ritual mágico-religioso, sino una acción profundamente ética, que buscaba reequilibrar las relaciones entre el humano y las fuerzas del entorno.

Deberíamos decir ofrenda de agradecimiento
Con el fin de reivindicar la profundidad del acto, debemos decir Ofrenda de Agradecimiento, como una forma de que las nuevas generaciones comprendan la importancia de esta celebración para el mundo de los andes, acorde con la cosmovisión ancestral andina, precisando que no es un hechizo o limpia, y que es un acto de reciprocidad, diálogo y cuidado mutuo entre el ser humano y la naturaleza, que es un acto de justicia espiritual y ecológica, que reconoce que el agua, la tierra, el cerro y la semilla tienen vida y dignidad.

